¡Vivant San Rafael,
Veracruz!
Foto: Manuel Cerón
¡Vivant San Rafael, Veracruz!
Por:
Manuel Cerón
Te presentamos un bello rincón, cercano a Poza
Rica, donde la lengua, la gastronomía y el savoir-faire francés se combinaron
sublimemente con la vegetación del trópico para dar vida a un destino
increíble. ¡Conócelo!
Hace
algunos años ya me había sentido extraño en mi propia tierra cuando, en una
reunión de la comunidad chilena, me vi envuelto en comida, música y bailes que
no reconocía a pesar de que me encontraba a pocas cuadras del centro de
Coyoacán. Al caminar de regreso a casa por las calles que me habían visto
crecer, sentí que regresaba de un largo viaje por mi propio pueblo.
La misma
sensación tuve al regresar de San Rafael, Veracruz, ubicado a 285
km de Xalapa y 120 km de Poza Rica, casi frente a la Costa Esmeralda,
donde los apellidos de gran parte de sus habitantes, el olor de las panaderías
o los ojos claros de los niños que salen de las escuelas, confunden al
visitante al grado de preguntarse si se trata de un pueblo frente al Golfo de
México o de un lugar que por equivocación rebasó las fronteras planeadas.
¡Tierra a la vista!
Después
de un camino por las espesas montañas veracruzanas, donde los sembradíos
parecen haber alaciado las praderas y éstas haberse dejado caer hasta
convertirse en planicies llenas de viento y platanares, fue cuando llegamos a
San Rafael; ciudad de asombrosa limpieza, pequeña, pero con un pasado
suficientemente emblemático. Para adentrarnos en el universo de este destino,
es importante saber que la región fue fundada por inmigrantes franceses
provenientes principalmente del Cantón de Champlitte, el Haute-Saône,
Borgoña, Alsacia, Saboya y también de la zona de los Pirineos,
que llegaron a nuestro país durante las primeras décadas del siglo XIX con el
aliento de mejorar su vida, atraídos por falsas promesas de un paraíso
americano. Tras largos meses de viaje llegaron a las aguas del río de Nautla y
el puerto de Jicaltepec, y así, a pesar del engaño y las condiciones
climatológicas totalmente diferentes a las de su hogar, trabajaron arduamente
en el cultivo de la vainilla, plátanos y cítricos hasta adaptarse, poblar
Nautla, Paso Largo, El Pital, Paso de Telaya, Paso de Novillos y principalmente
Jicaltepec y San Rafael; destino que hoy muestra esa gran historia en cada
rincón.
Un hogar muy distinguido
Primero
buscamos un lugar para descansar del viaje y tomarlo como base para visitar los
alrededores. Sin duda nos señalaron Maison Couturier como el mejor lugar
para hospedarse. Al llegar pudimos comprender la causa de la amplia
recomendación. Avanzamos por un camino de terracería en medio de altos
platanares hasta llegar a la entrada de la finca dotada de mucha luz y verdor.
Nos llamaron la atención todas las señalizaciones en francés y, por si fuera
poco, un par de perritos: “Pierre” y “André”, que muy prestos nos recibieron
con los rabos totalmente atentos.
La Maison
se define a sí misma como una “pensión agrícola”, y es una antigua finca
francesa construida por la familia Haute Savoie en 1890. A la fecha conserva el
espíritu de la campiña francesa de aquella época que se entrelaza con un
moderno diseño monocromático y elegante, árboles frutales y la humedad
característica de Veracruz que hace poner los pies en la tierra y el rostro al
aire sin dejar de pensar que Francia está en la sangre así como en los
alimentos, detalles arquitectónicos y espíritu del lugar.
El hambre
nos estaba matando. La noche había caído y una vez que nos instalamos en un
cuarto con elegante ambiente de película de Jean-Luc Godard, decidimos ir al
comedor. Con mucho cariño nos recibió Marie Anne, a quien en un principio
creímos una huésped enamorada de la relación México-Francia, la región, o los
detalles y rincones del lugar; sin embargo, con la plática nos enteramos que
era la gerente de este magnífico hotel boutique de Grupo Habita. Ella
nos puso al tanto de lo más representativo de la zona, no sin antes sugerirnos
una serie de platillos del restaurante, que sin duda alguna, conformaron una de
las cenas más deliciosas que habíamos probado en años: Ratatouile, una típica
receta francesa, y como segundo tiempo, pulpo preparado con vinagre balsámico y
aceites orgánicos. No tengo palabras para describir la experiencia en el
paladar. En medio de una amena plática, nos hizo una lista de lo que no
podíamos dejar pasar, de los lugares que nos harían entender la peculiaridad de
San Rafael y sus alrededores. Esta fue su guía:
Nautla: Las familias llegaron del mar
Nos
dirigimos hacia este primer punto que los migrantes conocieron, municipio cuyos
orígenes se remontan al asentamiento de un pueblo totonaca. Se ubica a la
orilla del río del mismo nombre y el río Bobo; sus aguas recibieron a las tres
inmigraciones francesas que tuvieron lugar a lo largo del siglo XIX. Por sus
pequeñas calles pueden verse magníficas casas coronadas por tejas de escama que
también llegaron con los franceses inmigrantes. Resaltan a la vista el parque
central, la Iglesia de San Miguel Arcángel y el mural del Ayuntamiento,
en el que se muestra la historia del poblado.
Historia viva: Museo de la familia Capitaine
Drovaillet
En nuestro
andar hacia Jicaltepec, pasamos por el Paso de Telaya, un pequeño
poblado de no más de 500 habitantes, silencioso y dotado de viento suave y
enormes hectáreas de platanares en lugar de calles. Ahí conocimos la iglesia de
la Virgen del Carmen, con vistosos vitrales aunque sin imágenes religiosas,
acorde con la religión de los inmigrantes franceses. Nosotros llegamos
acompañados por Marie Anne, pero de ir por su propio pie, será necesario
informarse al 100% de las mejores opciones ya que el camino está muy enredado y
las referencias son muy pocas en medio de los extensos sembradíos.
El
siguiente punto fue el Museo de la Familia Capitaine Drouaillet, ubicado
en la Peña, a la orilla de la carretera Nautla-Jicaltepec. Es una modesta casa
donde habita la señora Lourdes Drouaillet, quien se ha dedicado a hacer un
tributo a esos inmigrantes, a reconocer su amor y respeto al trabajo por medio
de viejos utensilios de cocina y herramientas de trabajo pertenecientes a las
primeras familias de la región. En el recinto pudimos admirar instrumentos para
hacer quesos, curtir pieles y tallar madera, así como objetos de la hermandad
existente desde 1988 entre Champlitte y San Rafael.
Jicaltepec: un poblado de primer mundo
En la
segunda mitad del siglo XIX este lugar tenía 1,000 habitantes, de los cuales
300 eran franceses. Con ello nos podemos dar una idea de la influencia en la
arquitectura del lugar, en los aromas de sus guisos, en el cuidado de las tejas
originales sobre las casas que no nos pueden engañar: Francia está presente
hasta en el pan. Jicaltepec está a la orilla del río Bobos, y entre sus
edificaciones más representativas se encuentran la Casa del campesino, que por
mucho tiempo fue consulado de Francia durante el siglo XIX; y la Iglesia de
la Purísima Asunción, que llamó mucho nuestra atención pues, en lugar de
atrio, tiene en el frente la plaza del poblado, e inmediatamente, sin división
alguna, el campo de futbol. Las santas contiendas se deben poner buenísimas y
los marcadores por las nubes. Si se tiene el ánimo, es muy recomendable pasear
por el cementerio, ya que hay algunas lápidas que datan de los primeros años de
asentamiento de la comunidad francesa y se intercalan con otras más recientes,
las primeras resaltan por su antigüedad y las leyendas en francés. Del mismo
modo se puede visitar un peculiar taller de escobas, donde el artesano
octogenario Manuel Herrera tiene más de treinta años haciendo las escobas del
pueblo. Jicaltepec es una de las joyas del viaje ¡sin duda!
Siempre de regreso al hogar, a la Maison
Después
de cada una de las salidas, regresábamos a la Maison. Nos recibían con un agua
de limón tan fresca, que nos regresaba la vida en dos tragos; paseábamos en las
bicis entre los limoneros o sencillamente husmeábamos en la biblioteca, comedor
y bar viendo viejas fotografías de la familia que alguna vez habitó la finca.
Todo para recuperar energías y dirigirnos al esperado San Rafael.
Ya en el
pueblo, comenzamos por el museo del mismo nombre, frente a la Plaza del
Reloj, donde vimos la síntesis de lo que ya habíamos vivido en Jicaltepec y
Nautla en carne propia: viejos utensilios de trabajo, cocina y vida diaria,
pero montados en vitrinas en diferentes salas y muy limpias representaciones de
los primeros habitantes de la región.
Por las
calles del pueblo se ven letreros como Café París, Papelería Liberté, pan de
agua —tradicional, a la usanza europea—.
Un sin
número de referencias y apellidos o regiones de Francia, están por doquier.
Luego
tomamos la carretera rumbo a Poza Rica, pasamos una estatua de El Quijote, para
ir a lo que antes era el Camino Real, poblado por hermosas casas que
conservan sus tejas originales, y como a unos 6 kilómetros, en la Ribera,
conducidos por Marie Anne, doblamos a la derecha por un camino de tierra hasta
llegar a un camino a la orilla del río Bobos, paralelo a la carretera mejor
conocido como “Mentidero”, por haber recibido a sus primeros habitantes
engañados. Aquí, entre platanares, hay viejas y bellas casas de la época, donde
aún viven descendientes de los propietarios originales, casi autosuficientes al
cosechar y producir sus alimentos.
De
regreso a la carretera nos dirigimos a la casa Stivalet, donde vive una familia
dedicada a la cosecha de frutos, manufactura de licores y conservas. Probamos
un poco de todo en medio de una plática que pudo no haber tenido fin porque es
impresionante lo que el trabajo de dos naciones pueden crear, desde una
deliciosa mermelda hasta una mejor forma de vida. San Rafael es el ejemplo del
viaje que nunca termina; es destino, es historia, es viajero.
Dónde dormir
Para visitar
Museo de
la Familia Capitaine Drouaillet
Tel. 01 (232) 123 3925.
Tel. 01 (232) 123 3925.
Dónde comprar
Casa
Stivalet
Carretera Federal 129 San Rafael-Nautla, Km 85, Local A, El Ojite, Veracruz.
Tel. 01 (232) 325 0936.
Carretera Federal 129 San Rafael-Nautla, Km 85, Local A, El Ojite, Veracruz.
Tel. 01 (232) 325 0936.
Pio Vay
ARTE-SANO
Km 84.2, Carretera Federal San Rafael-Nautla, El Ojite, Veracruz.
Tel.01 (232) 328 0818.
Km 84.2, Carretera Federal San Rafael-Nautla, El Ojite, Veracruz.
Tel.01 (232) 328 0818.
Casa
Thomas (pan de agua, licores)
Manuel Acuña 2, San Rafael, Centro.
Tel. 01 (232) 325 0816.
Manuel Acuña 2, San Rafael, Centro.
Tel. 01 (232) 325 0816.
(creditos a Manuel Cerón)
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